Aun escucho en mis oídos el sonido de tu voz,  retumba en mis oídos tu delicada risa que siento bendecir mi vida. No termino de dar gracias al cielo por aquel momento tan perfecto que me hiciste vivir en este 14 de febrero.
Ese nerviosismo que me acompaña cuando se que vas a llamarme, la impaciencia en querer escuchar tu voz y tu risa, es un momento tan ansiado que aunque no lo creas  me pones super nervioso chiquita. Sentir que mi voz tiembla cuando tiembla la tuya. Temblamos pero no de miedo más bien de dicha de felicidad de deseo. Me encanta escuchar tu voz, sabias? Y esa forma tan tuya de decir TE AMO me deshaces con esas palabras y me haces temblar de pasión por ti, sentir que te conozco más que cualquiera te ha conocido sentir que me compartes cada uno de los instantes de tu vida es una dicha.
Y estas palabras que escribo son para cumplir mi promesa.
Y el recordar en el silencio de mi cuarto tu risa tu hermosa risa que ansió me arrulle todas mis noches y alegre mis días, eres tan mágica que mis palabras las conviertes en verso, y mis horas las conviertes en días, recordar como en un segundo salen sobrando nuestras palabras y el silencio puede decirlo todo, a veces siento que ese silencio es un dulce beso que nos damos.
No tengo duda lo que ese día paso es que hicimos el amor y hemos hecho tantas veces el amor que ya nos pertenecemos, con palabras, en silencio, con los textos con el pensamiento, entre sueños nos amamos y no tengo ninguna duda tu eres mi mujer y yo tu hombre.