Mi reino es de los astros misteriosos,
del fuego que susurra en el ocaso.
Se me figura milagrosa seda
el cielo con su azul iluminado.
Conmigo no es mujer sino el ángel.
Su sombra se hace miel en mi costado.
Él busca de mi luz el santo norte
como la brisa cuando en mi te haz desatado.
Mi reino es de las olas de la mar
que nunca al pensamiento dan descanso,
de las estrellas fijas en los ojos
pues son criaturas de un querer muy manso.
Si llueve es porque lluevo lentamente
y si amanece es porque ya me he aclarado.
Cuando anochece y no aparece el cielo
el viento de mi reino está callado.